Ahora mismo noto como gotas de sudor recorren mi espalda, mi cara y mi cuello. Me acaba de picar un mosquito. Ew. Esta newsletter se ha escrito sin aire acondicionado y una sensación térmica de tres mil grados. Pero, pese a todo, ¡viva el verano!
Espero que la disfrutes, te refresque y te permita agendar planes interesantes para las próximas semanas.
Es sábado, relájate, ponle unos cubitos al café y déjate llevar.
Punto #1 Summertime
Cinco puntos dentro de Cinco Puntos, pero es que el verano da para mucho y no quiero que te pierdas nada. Me apetecía empezar con un resumen de cosas que me han hecho feliz y que creo que pueden mejorar tus vacaciones. Ahí van.
L’Anxova Divina
El nuevo restaurante de Uri (Oriol Lagé), instalado en el Hotel SLS y muy cerquita de la Platja del Fòrum, merece una visita. Y dos, tres, cuatro... Cocina catalana tradicional con un twist contemporáneo sin modernidades innecesarias.
El entrecot de vaca frisona del Pirineu a la pimienta emocionó a mi hermana y por un momento la trasladó al restaurante de mi familia. Aquella carne tenía el mismo toque de mi padre y al chico de la mesa de al lado le pasó lo mismo con la tortilla de patatas. Brujería.
Pero hay mucho más, desde clásicos como las croquetas de jamón que se deshacen en la boca hasta un brioche tostado con mantequilla de ajo negro, picadillo de anchoas y alcaparras fritas, umami por todas partes. Tengo grabado a fuego el arroz de gamba de la costa, el de costilla y el pescado de lonja a la bilbaína. Cogollos a la brasa, terrina de puerros y espárragos. No dejes de probar los cócteles y acaba con la crema catalana con carquinyolis y el pan con aceite, chocolate y sal. FESTIVAL.
La Côte Vermeille (sur de Francia)
Si todavía no tienes destino para estas vacaciones y te apetece hacer una escapada de tres o cuatro días, fácil y medio improvisada, esta es una opción perfecta.
La visité en primavera y fue una delicia: comida increíble, buen vino, ese je ne sais quoi francés, paisajes preciosos y turismo sin masificar. Collioure y Banyuls son dos joyas absolutas.
Helado libanés
El otro día salí a dar un paseo por el barrio y, en la esquina entre Enric Granados y Mallorca me topé con una heladería nueva: Azah. Lo primero que me llamó la atención fue una vitrina llena de pistachos. Muchos, muchos, muchos pistachos.
Azah es una heladería artesana libanesa, idea del heladero y cocinero Hugo Cantona, sobrino del futbolista francés. ¿Los sabores? Jazmín con albahaca, tomillo, maría luisa con citronela, agua de rosa, azahar o baklava. Yo me decanté por el último y lo completé rebozándolo en pistachos molidos.
¡Riquísimo, crunchy y cremoso!
Olor de verano
Ya he encontrado el perfume que me va a acompañar todo este verano: Pulp, de Byredo. Bergamota, cassis, cardamomo, higo, manzana roja, flor de tiare, cedro, flor de melocotón y praliné. Jugoso, inesperado y un poco salvaje, todo lo que me gustaría ser.
Citissimum Altissimum Fortissimum
El Arts Santa Mònica se está convirtiendo en uno de mis centros culturales favoritos de Barcelona por su programación, vocación didáctica e interactividad. Es un gusto ver cómo acercan el arte contemporáneo a todo el mundo y, además, gratis.
Hace unos días vi la exposición CITISSIMUM ALTISSIMUM FORTISSIMUM, que plantea el deporte de competición como reflejo de nuestra época. Además, reflexiona sobre el cuerpo, la vigilancia y el rendimiento mientras abre el debate sobre la cultura del “medirlo todo”.
Punto #2 Si esta canción fuera un plato…
Es domingo, dos de la madrugada, mañana trabajas y llevas una hora dando vueltas en la cama sin poder dormir. ¿Qué haces? Pues abrir Instagram. Claro que sí, guapi.
Puede no parecer la mejor idea, pero gracias a eso descubrí a los djs berlineses Gome, un dúo que produce y pincha electrónica bailonga y elegante a camino entre el club retro, funky groove y noche larga de vino blanco con hielo. Tranqui, no te voy a dar otra turra de techno, hoy quiero enseñarte lo que vi en sus reels donde seleccionan un temazo y lo transforman en un plato con una pinta estupenda.
En sus vídeos, los verás cocinar como si estuvieran pinchando y pinchar como si estuvieran pochando cebolla. Aquí un ejemplo con One More Time de Daft Punk:
El resultado es una experiencia que mezcla el club y la cocina. Gome no solo hacen música, construyen un universo gourmet, donde los sonidos se saborean, los platos tienen ritmo y hasta la mantequilla baila.
Punto #3 I’m feeling Supersonic
No me voy a tirar el rollo. Mi grupo favorito de Manchester fue Take That, años después elegí a Blur y Liam siempre me cayó mal. Para mi desgracia, Oasis se convirtieron en mis preferidos cuando ya era demasiado tarde para verlos en directo. Pero, por algún tipo de justicia divina (gracias por esas entradas, Víctor), el 11 de julio los estaré disfrutando en su ciudad natal.
Ayer volvieron a los escenarios en Cardiff tras 16 años sin hacerlo juntos y los próximos días, medios, redes y calles se van a llenar de historias sobre los hermanos Gallagher. Yo, en vez de llevar la contraria como hice hace años, apuesto por dejarme llevar. Así que aquí van cinco puntos que explican por qué el regreso de los troublemakers del Britpop me hace tan, tan, tan feliz.
La colección de Adidas
No hay comeback sin merch, los chicos quieren pasta y vamos a dársela. Esta vez viene firmado por Adidas. Sudaderas, camisetas, gorros y chaquetas con el logo de Oasis. ¿Lo mejor? Que no parece disfraz de los noventa, sino piezas de fondo de armario con actitud hooligan y alma nostálgica. Estoy dentro.
Las calles de Manchester
La ciudad ya está vestida para la ocasión. Carteles, escaparates, autobuses, anuncios en el metro. Liam y Noel por todas partes, como si el 96 nunca se hubiera ido.
Oasis Fans | 1994 - 1997
Lo mejor que tiene todo grupo son sus fans. Oasis Fans 1994–1997 es una exposición que retrata no a la banda, sino a quienes la convirtieron en religión. Miradas, peinados, poses, pintas. Un archivo emocional. Imprescindible para los que vamos al concierto y nos emocionamos tanto con los Gallagher como con las Gazelle, las parkas y la actitud de los 90.
Richard Ashcroft
No puede haber mejor telonero. El cantante de The Verve, otro poeta maldito del Britpop, abrirá la noche con sus clásicos. Si toca A song for the lovers, me voy a romper antes de que salgan los hermanísimo. Dios mío, va a ser histórico.
Sus hijos
La nueva generación se está encargando de mantener vivo el legado Gallagher con un giro contemporáneo. “Mad for Oasis”, el podcast de Anaïs Gallagher, las fotos para Burberry, entrevistas en i-D o Dazed. Los nepobabies del Britpop están creando su propia narrativa, mezclando herencia con estilo Z. No me pueden gustar más.
Punto #4 Fly me to the 90s


Llegan las vacaciones y espero que estés a punto de coger un vuelo que te lleve a cualquier otra parte. Pero antes, toca afrontar uno de esos momentos incómodos, desagradables, terribles: el aeropuerto.
Cómo te plantas allí te define más de lo que crees. Está la que llega con cuatro horas de antelación (sí soy), el airport dad que camina cinco metros por delante del grupo, chequea pantallas y tiene la documentación de la familia plastificada. También el que lo pierde todo, la tarjeta de embarque, el pasaporte, la chaqueta, la dignidad. La que luce mallas como si estuviera a punto de entrar a una clase de barre o el que lleva termo, antifaz, auriculares y una mochila con más compartimentos que una navaja suiza.


Mi estética de aeropuerto favorita es, sin duda, la de las celebrities de los años 90. Cuando aún se podía fumar en los aviones, el duty free era barato y el arco de seguridad no te hacía sentir como una mula que lleva cocaína hasta en el rímel. Me fascinan sus estilismos: vaqueros anchos, cárdigans XXL, camisetas blancas, chaquetas de cuero. Gwyneth con moño despeinado y pantalones de pinza, Winona escondida tras unas Ray-Ban oscuras, Johnny Depp y Kate Moss caminando por LAX como si vinieran de cerrar el Viper Room. Todo parecía más fácil, más auténtico, más ligero.
Para que los disfrutes antes de embarcar, he preparado una carpeta cargadita de outfits y famosos.
Punto #5 Joder, no sé
Siento apuro al abrir Instagram y encontrarme con personas que lo saben todo. Tienen opiniones firmes, sólidas, rotundas. A prueba de fisuras. Son expertos en cualquier materia: Ucrania, Palestina, derechos LGTBIQ+, geopolítica, fútbol, sanidad, economía, IA… Se suben con entusiasmo a cualquier tren que pase: la muerte de un famoso, la cancelación del día, una catástrofe medioambiental.
Me cuesta entender de dónde sale tanta confianza para defender sus argumentos con tal vehemencia. A diferencia de ellos, cada día que pasa solo tengo más claro que no sé nada. Veo mi ignorancia crecer, expandirse, hacerse tan grande que ya no cabe en la habitación. Además, cada vez me cuesta más tener una idea firme y cerrada sobre temas complejos. Veo matices por todas partes, necesito leer, escuchar, documentarme más para poder formarme una opinión. Y aun así, dudo. Dudo mucho.
Cada vez soy más flexible a cambiar de idea, a escuchar lo que otros quieren decirme, a tratar de entender y aceptar que no tengo todas las respuestas. Mientras tanto, ellos (porque sí, casi siempre son hombres hetero) siguen instalados en sus certezas. Se muestran sin grietas, sin dudas, y me quieren convencer con esa condescendencia que ni se molestan en disimular.
Me pregunto por qué necesitan gritar tanto, por qué creen que su voz es importante. Spoiler: no lo es. Lo que buscan, en el fondo, es sentirse escuchados. Hacer saber que están aquí, vivos, y reclamar su lugar en el mundo. Mientras, yo siento que mi opinión sobre cualquier tema del momento es cada vez menos relevante. Y me parece bien. Opto por ser pequeña. Pensar mucho, hablar poco. Dar mi opinión si me la piden y alzar la voz cuando toca. Quizás me equivoque, pero ante tal avalancha de discursos, palabrerío y ruido, es lo único que me sale de dentro.
Ojo, no digo que no tomemos acción. Hay que denunciar injusticias, genocidios y todas las barbaridades que nos rodean. Siempre del lado del débil. Pero apuesto por la acción, no por el activismo de Instagram. Como mujer, agradezco más que frenes a tus amigotes en ese grupo de WhatsApp cuando se pongan en plan machirulo que ver en tus stories una foto cuqui con una frase manida el 8M.
En fin, acabo este punto dudando si publicarlo o no. Pensando que quién soy yo para sentenciar así, si justo estoy hablando de la gente que opina demasiado. Que quizá soy un poco lo mismo que critico. Qué paradoja, qué absurdo. Me siento contradictoria. Pero también soy eso.
Punto y aparte
El debut de Jonathan Anderson en Dior ha sido uno de los eventos más bellos de los últimos tiempos. Si no lo has hecho todavía, échale un vistazo.
Vuelve el club literario de Miu Miu Summer Reads. Con esta iniciativa, la firma crea rincones de lectura que invitan a sentarse, compartir, reflexionar. Lástima que ninguno nos pille cerca.
Película tras película voy perdiendo el interés por Wes Anderson, pero esta pluma que ha diseñado para Montblanc y la cajita que la acompaña me han parecido una monada.
Ningún verano sin un repaso a las fotos de Slim Aarons.
¿Cuál es el mejor sitio en una sala o un festival para escuchar la música en directo? La respuesta a todas tus preguntas aquí.
Y hasta aquí la entrega de julio. Había pensado descansar en agosto, pero me he arrepentido, así que el día 5 volveré a estar por aquí.
Antes, el 25 de este mes, Cinco Puntos con… un artista que me chifla y que me hace mucha ilusión que conozcas.
Disfruta del verano, ponte crema y bebe agüita :)
punto 5: eres “segundo violín”. y esos, ahora lo sé, son los que en realidad hacen cosas y mueven el mundo.
gracias por compartir.
Oasis forever pero el Richard, és el Richard ;)