Cinco Puntos by Letibop #12 Dame un febrero para recordar
Ha vuelto a pasar, es día cinco y es domingo. ¡Bien! Esta newsletter se disfruta más en fin de semana y cuando eso ocurre me gusta imaginarte leyéndome. ¿Cómo? En el sofá, en la cama o sentado mientras te tomas un café o untas la mantequilla en una tostada crujiente. Con calma, hoy todo puede esperar, no importa si tardas un poco más en desperezarte o si te dan las 12 en pijama. Ponerse un rato en modo goblin está bien.
Empezaremos con una diseñadora que trabaja el vidrio y llena de color su universo, rompiendo moldes y creando piezas que parecen caramelos. Seguiremos con un viaje audiovisual que hará que pierdas horas delante de la pantalla disfrutando de imágenes de películas, videoclips o anuncios de todos los tiempos. En el punto tres saborearemos un plato de pasta en uno de mis restaurantes venecianos favoritos. Te vas a chupar los dedos. Después de comer nos abrigaremos y nos iremos a la nieve. No soporto esquiar, pero prometo que pasaremos un buen rato a pie de pista, ya verás. Para acabar, te contaré algo un poco raro que me sucede cuando conozco a alguien. Un chispazo cerebral, un cruce de cables que hace que clasifique a las personas de una forma un poco especial.
Venga, vamos a dar un paseo tranquilo y sin destaparnos a través de los cinco puntos del mes más corto del año.
Punto #1: Helle Mardahl, un universo de cristal y color
El diseño escandinavo es sinónimo de líneas limpias, composiciones minimalistas y tonos neutros. Un estilo funcional que me gusta, es elegante, pero en exceso puede resultar monótono y algo aburrido.
Justo para vencer esa uniformidad con la que había crecido en Copenhague, la artista Helle Mardahl empezó en 2018 a crear piezas únicas en vidrio soplado de llamativos colores y sinuosas curvas. Jarrones, vajillas, lámparas, copas y todo tipo de menaje que rompe con la simplicidad y la paleta neutra que la había acompañado a lo largo de su vida.
La diseñadora estudió en la Central Saint Martins de Londres y, pese a identificarse con la artesanía tradicional danesa, busca aportar algo nuevo a la industria a través de una explosión de colores que combina produciendo piezas únicas.
Me gustan todas sus colecciones, me transportan al país de las maravillas de la Alicia de Louise Carroll, donde los personajes toman el té en un vaso “Bon Bon Tea” y sirven pastas en el “Bon Bon Plate”.
Para conocerla un poco más, te dejo por aquí cinco curiosidades:
Desde pequeña Mardahl soñaba con tener su tienda de caramelos. De ahí nace la inspiración para hacer piezas que parecen chucherías.
La paleta de colores de su última colección de copas de cóctel está relacionada con sabores: menta, bubblegum, naranja, arándano o manzana verde son algunos de los tonos que ha utilizado.
Solo hay una pieza de cada combinación cromática.
Paciencia, control y concentración son imprescindibles para trabajar el vidrio soplado según la diseñadora escandinava.
Además de lo que puedes ver en su web, también acepta encargos personalizados para hacer tus sueños realidad. “El único límite es el cielo” afirma.
Puedes ver su trabajo aquí.
Punto #2: Vale más que mil palabras
Me niego a pensar que un emoji pueda sustituir lo que queremos decir a través de palabras, pero es verdad que a menudo el frame de una película, una foto o un simple gif nos puede ayudar a expresar de forma más rápida y sencilla lo que queremos comunicar. Usamos imágenes para responder por Whatsapp o reaccionar en Twitter y poco a poco hemos desarrollado una agilidad tremenda.
Pues bien, si tú también has sucumbido al universo visual, te gustará la página web que te traigo. Se trata de Flim.ai, una base de datos de capturas de pantalla que recopila más de 660.000 imágenes en alta definición de películas, series, anime, anuncios, videoclips y documentales. Una joyita para los que nos gusta el audiovisual y el resto de los buscadores nos parecen demasiado generalistas. Además, es una web viva que cada semana incorpora nuevas escenas.
Flim no solo ofrece capturas a través de la introducción de palabras clave, su genialidad va más allá, permitiéndote cruzar conceptos abstractos, referencias visuales, periodos cronológicos o colores que dominan en la composición.
Para que lo veas más claro, aquí va un ejemplo. En esta búsqueda mis parámetros son: “girl flower” y obtengo miles de fotos en esta línea:
También puedo añadir que las imágenes pertenezcan a un periodo temporal concreto y que predominen los tonos azules, por ejemplo.
Además de ser una herramienta muy útil, me encanta la visión que tienen de la aplicación sus fundadores, Dan Perez y Victor de Castéja: “En Flim creemos que la búsqueda de imágenes debe incorporar una profunda conciencia visual, capturar el estilo artístico de una imagen y el estado de ánimo. También debe mostrar su atmósfera y no limitarse a los objetos que aparecen. Es la complejidad interior de las imágenes cinematográficas y de video lo que resulta inspirador. Cada disparo está cuidadosamente concebido, compuesto, iluminado y decorado. Nuestra misión es desarrollar un motor de búsqueda que encapsule la esencia de esta complejidad y riqueza.“
Por si esto fuera poco, la aplicación es gratuita con descargas diarias limitadas y si quieres acceder a todo el catálogo puedes contratar una suscripción mensual o anual, aunque para estudiantes y profesores siempre es gratis. Un chollo.
Espero que te guste, te resulte útil y que te proporcione tantos momentos de placer visual como a mí.
Punto #3: Tagliolini con berberechos al limón
Llegamos a uno de mis italianos favoritos de Barcelona y pedimos una cerveza mientras repasamos la carta, el ritual antes de elegir. Me encanta este momento, ya sabes, todo por empezar. Estamos en Bacaro, una pequeña taberna veneciana detrás del mercado de La Boquería que ofrece mucho más que los platos habituales y siempre esconde alguna sorpresa fuera de carta. Un lugar que te transporta al norte de Italia.
Como en la mayoría de sitios que recomiendo, fallar es difícil. Empezamos con el Bacalao Mantecato, un cicchetti —especie de montadito— tan simple como delicioso y que lleva el pescado desmigado, aceite y ajo formando un paté que se unta en dos finísimas tostadas. Crunchy y cremoso. Seguimos con las sardinas en Saor, un escabeche agridulce con pasas y piñones que me vuelve loca.
Finiquitados los entrantes, Pablo se acerca y sirve el plato que más me ha gustado en lo que llevamos de año: tagliolini con berberechos al limón. Lo hace con gracias mientras dice “gran acierto, uno de nuestros mejores platos, es buenísimo porque al limón le añadimos caldo de pescado y lo dejamos reducir”. MA. RA. VI. LLA. Estos tallarines lo tienen todo: son muy cremosos, un punto ácido-suave y los berberechos le dan un golpecito de mar. Los sabores y texturas bailan al mismo ritmo. La salsa, casi en crema, envuelve la pasta al dente y hace que a cada bocado cierre los ojos, asienta con la cabeza y deje ir un “mmmmmmm”.
Sí, me quiero casar con este plato y darle amor todos los días de mi vida.
Punto #4: Odio esquiar, pero...
No me gusta esquiar. No lo soporto. De pequeña mis padres me llevaban los martes a La Molina y desarrollé una animadversión hacia ese deporte que no me ha abandonado hasta hoy.
Todo lo que lo rodea es malo. Hay que despertarse a las 5 para llegar pronto a las pistas, hace un frío terrible, la ropa es incómoda y mis pies no soportan estar ocho horas inmovilizados por las botas selladas a unos esquís que ponen a prueba mi equilibrio.
Cuando llega la hora de comer la cosa no mejora, un bocadillo chicloso preparado la noche antes mientras los deditos se me congelan y trato de sostener los guantes que amenazan con caer del telesilla a un abismo blanco. Claro, “no podemos perder una hora comiendo porque las pistas cierran pronto”. Un infierno helado, mi peor pesadilla, un castigo muy caro, eso es la nieve para mí.
La última vez que me sometí a semejante tortura fue en un viaje de bachillerato. Era importante ir, siendo adolescente, no puedes desaprovechar la oportunidad de cualquier evento social fuera del instituto. Pues ese día, el último que las pistas de esquí me vieron la carita, además de lo comentado, me mareé en el autobús y le vomité encima a mi amiga Naêlle. No guardo buen recuerdo.
Pero como todo, también tiene una parte buena, hoy te traigo algo que me encanta de la nieve: las fotos del après ski, sobre todo si son antiguas. Disfruto de los estilismos de las esquiadoras, ¿cómo pueden estilizar tanto unas botas enormes y un pantalón ajustado? Me gustan los abrigos gigantes, las copas a pie de pista, las tumbonas con gente bronceándose a menos diez grados, las gafas de sol, gorros y manoplas cuando toca recuperar fuerzas.
Esas imágenes hacen que me apetezca disfrazarme de esquiadora profesional para salir a la calle de una Barcelona que raramente baja de los 10 grados.
Para que lo disfrutes sin helarte te dejo por aquí algunas de mis favoritas.






Punto #5: ¿Qué día eres?

Hay personas que ven colores en la música o sienten aromas al pronunciar algunas palabras. No es común, pero ocurre y se llama sinestesia, una forma de percibir el mundo que hace que experimentes sensaciones mezclando los sentidos. Algo así me pasa con las personas, aunque la asociación que hago es un poco diferente y cuando conozco a alguien lo vinculo a un día de la semana.
Por ejemplo, J es un viernes, un viernes de manual, cargado de energía, buen rollo y ganas de hacer cosas. Con él no te vas a aburrir y aunque no esté al 100% (raro), siempre será mejor que la mayoría. Puede cogerte de la mano al acabar un concierto, sacarte corriendo de la sala y llevarte a un local clandestino para bailar música latina en vivo. Es increíble.
A es un sábado. Un sábado noche cuando ya te has tomado unas copas, estás bailando en la discoteca y empiezan a pasar cosas, siempre buenas. Es música, movimiento y un poquito de pérdida de control. Sabes como empieza, pero no como acaba. Pura diversión.
Los domingos son más calmados, tranquilos y algo melancólicos. Con ellos te lo pasas bien y estás cómodo. Quizás no es tan vibrante como los anteriores, pero un poquito de serenidad también es necesaria. Quedas por la tarde, vas al cine, un paseo, quizás una caña y “nos vemos otro día”. Es bueno tener un domingo en tu vida.
Las personas lunes son las peores. Dan pereza, son aburridas y las quiero cuanto más lejos mejor. Todos conocemos algún lunes y si no es así, el lunes eres tú. Me gustan tan poco que no voy a dedicarles ni una palabra más. ¡Puaj!
Los martes se esfuerzan. Arrastran algo del inicio de semana, pero miran al futuro y trabajan para mejorar. Observan a su alrededor y adoptan comportamientos que los hacen evolucionar. Son cambiantes, algo inestables y no temen modificar su punto de vista. Donde dije digo, digo Diego. Tienen su rollo y de vez en cuando te sorprenden con un girito inesperado.
Si quedas con un miércoles no sabes lo que te vas a encontrar, se mueve entre dos mundos sin un patrón claro. Un día te descubre universos a los que jamás llegarías por ti mismo y otro puede pegarte una chapa tediosa y aburrirte en diez minutos. Diría que R es un miércoles.
Los jueves son sabrosones, están dispuestos a lo que haga falta y le echan ganas a la vida. Dinamizan grupos, se apuntan a todo y proponen los mejores planes. Si juntas a un jueves con un viernes vas a ser muy feliz. JG es un jueves, un jueves de primavera, de esos que se alargan y en los que la diversión no tiene fin. A los jueves hay que quererlos, abrazarlos y tenerlos cerca.
Dicho todo esto, ¿qué día es tu favorito y con cuál te identificas?
Punto y seguido
Y para acabar, la propina de febrero. Algunas cosillas que me hace ilusión compartir:
Últimamente escucho poca música nueva, pero Luna Ki me está gustando mucho. Por aquí te dejo Febrero.
Buscando información sobre Helle Mardahl me topé con Reflections Copenhagen, un estudio que diseña objetos en vidrio interesantísimo.
Otros platos recomendados si visitas Bacaro: mollejas, pez limón y tartar de ternera con anguila ahumada. Acabar con una copita de grappa es obligatorio.
Llevo unos días muy dentro de los pasteles que crea The Pink Cooker, una chica de Londres. Quiero tirarme de cabeza a uno de ellos.
Leila Guerriero lo ha vuelto a hacer. "El Ritmo" es otra de sus columnas que guardaré cerca para releer a menudo. Se mete dentro y te toca. "Cambiá el ritmo, corré despacio (...) El cambio de ritmo los desconcierta".
Hasta aquí la newsletter de febrero. La próxima será de celebración porque este pequeño proyecto cumple un año el cinco de marzo. Cómo pasa el tiempo, cuántas alegrías me está dando y qué ilusión tenerte al otro lado.
Gracias por leerme.
Como siempre, si te apetece hacer cualquier comentario me encontrarás en newslettercincopuntos@gmail.com.
Me hace mucha ilusión saber qué te ha parecido y qué es lo que más te ha gustado. Si tienes alguna pregunta también estaré encantada en responderte.