Cinco Puntos by Letibop #3 Hasta el 40 de mayo...
Con esta primavera de broma y la liberación de las mascarillas, la vida se ha acelerado.
La gente está sabrosona, los planes se multiplican y la agenda vuelve a estar en forma.
Tenemos ganas de recuperar el tiempo, hemos venido a jugar y no queremos perder ni un minuto. Sí a todo.
Con esta actitud, en la newsletter de mayo le damos un mordisquito a una serie, nos echamos unas risas con tres hermanas estupendas, cambiamos looks por arquitectura y nos vamos de exposición.
Para acabar, me pongo tierna y te llevo a mi pueblo, que también es el tuyo.
Hey, ho, let's go!
Punto #1 : "People who love to eat are always the best people".
Todo lo que tiene que ver con la comida me gusta. Pasé mi adolescencia entre los fogones del restaurante de mis padres. De pequeña me quedaba hipnotizada viendo "El gran Sushi" -aquellos fideos brillantes me hacían babear sin saber qué era el ramen- y estoy en un club de lectura gastronómico titulado “Este libro da hambre”.
Podría hacer una lista larguísima de las cosas que hago por y para la comida -quizás más adelante- pero ahora quiero recomendarte la última serie que me ha abierto el apetito: Julia. A lo largo de sus ocho capítulos, Sarah Lancashire interpreta a Julia Child, la chef, autora y presentadora que cambió la forma de alimentarse de los norteamericanos en los años 60. La responsable del programa de televisión “The French Chef”, que provocó que miles de hogares sustituyeran las bandejas precocinadas, las salsas de bote y la carne en lata por el Boeuf Bourguignon, el Coq Au Vin o los Petit Fours.
Pero la serie no se queda en los fogones, además del recorrido por la vida de Child y su círculo -imposible no amar a Paul, su marido- nos lleva de paseo por la sociedad de la época abordando temas como el feminismo, el racismo, la homofobia o los cambios culturales de Estados Unidos. Todo con unos escenarios de fondo impecables.
Esperaba el estreno con tantas ganas como miedo. Tras la película “Julie & Julia” de Norah Ephron, en mi cabeza Julia Child tenía la forma de Meryl Superdiosa Streep y que otra actriz la encarnara me generaba desconfianza. ¡Boom! Cinco minutos y Sarah Lancashire me había robado el corazón y se convertía en mi Julia Child favorita con una risa tan escandalosa como la original y su 1,88 de altura llenando la pantalla.
(Meryl, seguro que estarás leyendo esto, no me lo tengas en cuenta, te adoro).
Antes de verla, asegúrate de tener la despensa llena. Es una serie que abre el apetito. Mucho. Compra mantequilla fresca. También te será útil hacerte con un buen pan, queso, embutido, dulces y vino. Solo te diré que después de ver el primer capítulo desayuné tortilla francesa hecha con mantequilla, siendo yo más de dulce que de salado y más de aceite de oliva que de grasas animales.
Ah, justo hoy se estrena el último capítulo, “Chocolate Soufflé”. No se me ocurre mejor postre para este festín.
Bon appétit!
Punto #2 : Free tickets for a show in Philly. Philly. Philly.
¿Te gustaría que te gustara algo que no te acaba de gustar? La pregunta es retorcida, veamos. Me gustaría que me gustaran Star Wars, los quesos fuertes y Adam Driver. Pero por mucho que me esfuerzo no lo consigo. No he visto nunca la Guerra de las Galaxias, no toco el queso azul ni con un palo y no puedo con Adam Driver desde Girls.
Algo parecido me pasa con Haim, aunque con más cariño. Me caen muy bien, las disfruté en Licorice Pizza y son amigas de Taylor Swift -eso siempre suma-. Sin embargo, no consigo que su música me atrape. Quiero ser fan, pero no me sale. Y lo he intentado, te prometo que me he esforzado muchísimo. Me pongo los auriculares, le doy al play en Spotify y en cinco minutos mi cabecita está en otro lugar.
Hace unas semanas, paseando por Instagram, vi algo que me enamoró e hizo que repitiera en bucle sus reels. “Philly. Philly. Philly. Free Tickets for a show in Philly” . Esos 20 segundos han hecho que active las notificaciones cada vez que publican un vídeo y se me escape una sonrisilla tonta cuando pienso en ellas -con la mascarilla era menos lamentable-. De vez en cuando, entre reunión y reunión, me pongo los auriculares, oculto la pantalla y las escucho a escondidas. Es mi pequeño placer culpable. Mi extraña adicción.
A mi favorito, “Philly”, han seguido otros grandes éxitos: "Houston", "Phoenix" o "I’m gonna be Hangover." Pequeñas cápsulas en vídeo que anuncian entradas gratis para los conciertos de su gira. Perlitas que hacen que, quizás su música no me enganche, pero estoy en su equipo.
Solo espero, confío y deseo, que la de 2022 sea una gira larga y productiva. No para verlas en directo, eso me da un poco igual, sino para disfrutar de sus capsulitas de felicidad.
Punto #3 : Coachella, de los outfits a la arquitectura.
Por primera vez, tras muchos años, lo que me ha llamado la atención del festival de Coachella no ha sido ni el cartel -siempre espectacular-, ni los outfis de las celebrities, ni el maquillaje, purpurina y brilli brilli del público. Este año, lo que me ha sorprendido han sido las instalaciones que 11 artistas, arquitectos y diseñadores han montado en medio del desierto de Indio, California. Una fantasía.
A través de esta propuesta, los organizadores han querido explorar temas como la sostenibilidad, la cultura pop o la conectividad y, así, alejarse aparentemente de la frivolidad que siempre ha acompañado al festival. Elementos que juegan con la luz, formas y colores, en medio del desierto durante dos fines de semana.
Hay instalaciones de todo tipo: Estructuras con forma de perro rellenas de flores, un molino azul coronado por un iglú, torres de colores conectadas por puentes aéreos o una enorme guardiana con antifaz y cuernos. Un espectáculo, que por mucho que yo describa, es mejor ver y que ha hecho las delicias de los usuarios de Instagram.
Punto #4 : Mañana tranquila con Giorgio Morandi.
Elegancia, calma, ligereza, tranquilidad y harmonía son algunas de las sensaciones que me transmite Giorgio Morandi. Atributos de los que carezco pero que admiro. Los que somos nerviosos, impulsivos y acelerados envidiamos a los que hacen de esa sencillez una manera de ser. Morandi lo consigue a través de su obra y su vida sin esfuerzo, de forma natural. Morandi tiene flow.
Un domingo por la mañana, mientras paseaba por Passeig de Gràcia, vi que La Pedrera acogía la exposición “Morandi. Resonancia Infinita” y ahí que me metí. Un centenar de piezas que hacen un recorrido por su obra y vida. Bodegones sencillos y grabados. Cajas, candelabros, tazas, algún paisaje de Bolonia, la ciudad donde nació y que jamás abandonó. Objetos simples, colores sencillos y líneas relajadas.
Durante una hora conseguí hacer un paréntesis, desacelerar y sumergirme en un mundo sereno. Morandi tuvo en mí el efecto de un masaje cerebral. Salí de la Casa Milà pensando “chica, hay que probar esto más a menudo”. Pero esa sensación no duró mucho, lo que tardé en cruzar Passeig de Gràcia y volver a mí.
Creo que debería ser más como Morandi, creo que debería relajarme un poco.
Si te apetece, puedes visitarla hasta el 22 de mayo. Además, el lunes 16 Benedetta Tagliabue dará una charla sobre Morandi y la arquitectura que tiene una pinta estupenda. Yo no me la pierdo.
Punto #5 : El pueblo
El jueves pasado, en el estreno de Alcarràs, Carla Simón me llevó de viaje a mi pueblo. Digo “mi pueblo” sin ser en realidad mío. Es el de mis yayos, mi madre, mis primas y mis tatos. Yo solo iba de visita cuando las vacaciones de verano duraban tres meses y las navidades servían para juntar a más de treinta personas en banquetes infinitos. Pero siempre será “mi pueblo”, aunque haga casi diez años que no lo piso.
Me sorprendió lo cerca que puede estar Alcarràs de La Puerta de Segura -Jaén-. Ellos con melocotones, nectarinas y paraguayos. Nosotros con olivos, olivos y olivos. Pero en el fondo, lo mismo. La cooperativa. Los niños Mowgli corriendo sin camiseta. Los pantalones cortos y las piernas llenas de polvo. Los chorretones por la barbilla de fruta acabada de coger del árbol y devorada con ansia. La siesta con la tele de fondo y media familia espachurrada en el sofá, unos encima de otros. La verbena con su orquesta, su feria y sus bailes. Los chapuzones en la alberca. La piel tostada y la ropa ligera. Las peleas familiares. Los juegos en el tractor. La vida.
Todos nos hemos sentado en la mesa que preside Rogelio. Quizás no comíamos “cargols i carn a la brasa”, en La Puerta éramos más de migas y gazpacho, pero estábamos ahí, escuchando esas anécdotas repetidas tantas veces que todo el mundo conoce de memoria. Disfrutando de los ataques de risa potenciados por el vino. Sufriendo el silencio tenso generado cuando alguien saca un tema incómodo para acompañar el café. Situaciones tan locales y globales a la vez que a mí me han conectado con la Andalucía de mi infancia y al jurado la Berlinale lo han llevado a darle el Oso de Oro a Carla Simón.
Qué suerte haber tenido pueblo. Qué suerte que una directora lo retrate así de bien.
Punto y seguido
Ya sabes, este punto es un bonus track, si has seguido las anteriores newsletters no te sorprenderá pero a nadie le amarga un dulce, así que allá voy:
La selección musical de este mes. He intentado que sea variada pero un grupo de chicas me ha vuelto a obsesionar: Wet Leg. Ah, las podremos ver en el Primavera Sound.
Si te ha sabido a poco la serie sobre Julia Child puedes ver un documental sobre la vida de esta mujer maravillosa en Amazon Prime.
Este vídeo en que Este Haim -aka "drunk woman"- roba el protagonismo a Lyam Payne mientras lo entrevistan en los Brit Awards me parece desternillante.
Si no puedes visitar la exposición de Giorgio Morandi en La Pedrera, echa un vistazo a esto.
En el podcast "Reinas del Grito", Desirée de Fez charla con Carla Simón sobre Alcarràs, el miedo al abandono y la muerte. Muy interesante.
Colorín colorado, cinco puntos se ha acabado.
Gracias por leerme. Nos vemos el próximo día 5 en tu mail.
Si te apetece hacerme cualquier comentario me encontrarás en newslettercincopuntos@gmail.com